“Nadie se baña dos veces en el mismo río”
Heráclito
Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
“19 de mayo de 1977. Tomo un poco de agua del río haciendo un cuenco con las manos y la devuelvo a la corriente unos cuantos metros más abajo” Jiří Kovanda, 1977
Sed fugit interea fugit irreparabile tempus.
Vergilio, Georgica, III.
Whole lotta love, baby.
“Nadie se baña dos veces en el mismo río”
Heráclito
Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
“Arte poética”, Borges, 1960
With whole lotta love always.
“19 de mayo de 1977. Tomo un poco de agua del río haciendo un cuenco con las manos y la devuelvo a la corriente unos cuantos metros más abajo” Jiří Kovanda, 1977
http://maquinariadelanube.wordpress.com/2011/11/21/kovanda/
I
Sed fugit interea, fugit irreparabile tempus,
singula dum capti cincumvectamur amore.
Vergilio, “Georgica”, III.
II
tempus fugit pola miña cona
e absolutamente amarte
é
xa
irreparable
Olga Novo, *A teta sobre o sol*
¡Uf!